El agua es uno de los elementos indispensables para la vida, no sólo la nuestra sino la de todos los seres vivos que nos acompañan en este planeta Tierra.
Sin petróleo podemos vivir, sin oro podemos vivir, sin dinero podemos vivir. Sin agua NO PODEMOS VIVIR.
Pero nosotros, los seres humanos, excepto en aquellos lugares donde ya no la hay, la malgastamos sin pensar en lo que es no contar con ella.
Cuando nos lavamos o nos bañamos, la dejamos correr indefinidamente. Si tenemos un grifo que gotea, así se queda por varios meses. Si hay una pérdida en una tubería nadie se preocupa por ella.
Total, el agua nunca se acaba, es infinita.
¡FALSO!
El agua puede tener fin. Si en algunos lugares hay abundante, en otros escasea, casi no existe.
¿Y quién nos asegura que, con el cambio climático, nosotros no vamos a ser los siguientes en extrañar la abundancia de agua?
Por eso, cuidémosla. No esperemos, como siempre, a lamentar lo que no hemos querido hacer…
Usemos siempre la mínima cantidad de agua que sea posible, ya sea bañándonos, lavando la ropa, limpiando la casa o regando las plantas.
No dejemos correr el agua cuando no la estemos usando.
Cuidemos nuestros recursos, nuestro planeta.
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